48 años. 47 cromosomas. 42 kilómetros. Aunque alcanzó su meta varias horas después de los ganadores, Jimmy Jenson se convirtió, el pasado 3 de noviembre, en la primera persona con síndrome de Down en completar el maratón de New York. Fue, a su manera, uno de los vencedores del mismo.
Correr un maratón exige de mucha preparación y esfuerzo. Le llevó más de 8 horas completar el recorrido. Pero a lo largo del mismo tuvo fuerzas para ir dando ánimos a todos los rezagados diciendo: “¡si yo puedo, tu puedes!”. Y cuando acabó la carrera, Jimmy llamó a su madre para decir “¡lo conseguí!”.
Jimmy no buscaba ninguna marca ni record. Corrió la prueba con su amiga Jennifer Davis, a la que conoció hace 12 años través del programa Best Buddies. Corrió, sencillamente, para demostrar que podía completar, al igual que las más de cincuenta mil personas que tomaron parte, una de las pruebas más emblemáticas a nivel mundial.

Best Buddies es una organización sin ánimo de lucro dedicada a “establecer un movimiento de voluntariado global” que permite que personas con discapacidad se relacionen con otras que no la tienen.
De esta manera, “crea oportunidades para que establecer amistades, potenciar el empleo integrado y el desarrollo de liderazgo” para las personas que participan.
Aunque cuando se conocieron, ninguno de ellos corría, el interés de Jimmy por hacerlo hizo que comenzaran a correr diariamente cinco kilómetros. Tras un entrenamiento específico de dos años, comenzaron a completar varias pruebas. Una de las últimas fue el maratón de Los Ángeles, esta misma primavera
En los días previos a correr en New York, entrenándose para el maratón, han recibido el apoyo de mucha gente, de las asociaciones y de los amigos: se han unido a sus entrenamientos, los han cocinado comidas saludables y, por supuesto, les han dado mucho aliento, algo que no les ha faltado a lo largo de la prueba.
En estos 12 años la vida de Jimmy ha cambiado en muchos aspectos. Ha perdido, fruto del entrenamiento y de la actividad física, casi 30 kilos. Pero ha ganado la amistad de Jennifer. Y con ello su actitud hacia las personas. “Cuando lo conocí se sentaba en la esquina con las piernas cruzadas. Ahora es una persona mucho más sociable” dice Jennifer.
Pero también ella valora lo mucho que le ha aportado Jimmy en este tiempo. En los días previos a la maratón explicaba que era un gran honor estar ayudando a su amigo a ser más activo, a ser más sociable, a bajar de peso o atarse los zapatos. Pero “él me ha enseñado a disfrutar de la vida, a bailar y cantar como si nadie me mirara o que un abrazo y un café caliente pueden resolver casi cualquier cosa”.
No es de extrañar que, tras recorrer los 42 kilómetros, animar en la meta a los que llegaron tras el a la meta llamar a su madre, lo último que hiciera Jimmy tras acabar la carrera fuera dar un beso a Jennifer y decirle: “¡Gracias!”
felicitaciones para Jimmy y Julissa. A ti Julissa por tener la paciencia y demostrar que la inclusión si es posible. necesitamos en el mundo muchos Jimmy y muchas Julissa
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